Nos Queremos Vivas Neza

El jueves 3 de mayo, el Seminario Potencialidades en los Feminismos Contemporáneos contó con la presencia de Elsa* y Diana*. Ambas acudieron como portavoces de la Asamblea Barrial Nos Queremos Vivas Neza y se posicionaron desde la perspectiva del activismo marginal ante el escenario que Silvia Gil nos presentó del tiempo que habitamos. Siendo éste el fin de los lugares seguros, la impotencia, la angustia, la impunidad, los feminicidios, la rabia y la ininteligibilidad de la violencia, ¿cómo afrontar la situación?, ¿cómo construir nuevos relatos que doten de sentido la experiencia y, a la vez, desafíen el presente? Asumiendo el reto de ser capaces de imaginar cómo vivir de forma común, Elsa y Diana nos narraron su experiencia de la lucha por un mundo justo y seguro, así como los desafíos actuales de la Asamblea.

Elsa recordó que la Asamblea barrial surgió por el hartazgo de la comunidad ante la violencia y la vulnerabilidad con la que vivimos las mujeres. A partir de la violación y el feminicidio de Valeria de 11 años, la comunidad periférica de Nezahualcóyotl decidió organizarse y, con coraje y hartazgo, cuestionar la vulnerabilidad de las mujeres en términos de inseguridad y violencia económica, que les impide acceder a derechos humanos y vivir con tranquilidad. Elsa recordó con orgullo que Neza ha sido históricamente un centro de organización y advirtió que esa historia es causante de tanta fuerza feminista, no proviene de coyunturas, sino de un proceso de lucha por la existencia. Las mujeres de Neza desde otros tiempos han sostenido la vida trayendo el agua, pavimentando calles, haciendo teatro, tomando escuelas; las mujeres fuertes de Neza siempre han existido, es la fuerza de esas mujeres la que hoy ha puesto a Nos Queremos Vivas al frente, afirmó Elsa.

El colectivo no sólo busca el cese de la violencia y de la inseguridad en Nezahualcóyotl, también quieren un trabajo digno, una vida digna, ser estudiantes. Aclaró que la fuerza del colectivo no está en el empoderamiento individual de mujeres aisladas, sino que la fuerza feminista transformadora está en los procesos colectivos de las mujeres del barrio, pues saben que solas no conquistarán sus derechos, de ahí la importancia de sus referentes históricos de lucha colectiva. Elsa también señaló  el colectivo reconoce las diferencias entre las mujeres que lo conforman, ya que hay brechas que, a pesar de su compromiso por la lucha, fuerzan a algunas a no ejercer ciertos roles en el activismo; por ejemplo, el cuidado intransferible de su familia y la falta de acceso a la educación.

Elsa identificó el olvido de referentes históricos de lucha como problema generacional que afecta los procesos políticos de México, pues aquéllos son los que permiten entender nuestro devenir. Elsa sostuvo que el feminismo mexicano requiere de tales referentes, mujeres y hombres, como antecedentes de lucha necesarios para situarnos e identificarnos y así comprender las distintas realidades de las mujeres mexicanas en sus geografías. Elsa señaló que en la estructura de dominación patriarcal que habitamos, las mujeres de clases sociales más bajas somos las más desfavorecidas. No obstante, Nos Queremos Vivas Neza no quiere ser objeto de estudio, ya que eso implica tomar distancia de las identidades y del peso de su vivencia real. Las periferias pueden estudiarse, pero las observaciones difícilmente las transformarán, por eso la singularidad del feminismo en México es que se siente la vulnerabilidad en la carne, al caminar con miedo, al correr del metro al camión con miedo, al vigilar tu ruta con temor de que te secuestren, al ser crítica y ser atacada. El feminismo se vive todos los días y por eso tiene una enorme fuerza para incidir en la conciencia.

Diana advirtió que es imposible no narrarnos desde el lugar del que venimos, pues la geografía nos proporciona una mirada particular al compartir historias de vida. El municipio de Neza fue formado por migrantes guerrerenses y oaxaqueños que levantaron sus hogares con cartón y lámina, el presente de la Asamblea es narrado desde esa historia. La historia de Neza convoca urgentemente a tomar las calles y a crear espacios para construir hoy con sus cuerpos la realidad que merecemos habitar. Siendo Nezahualcóyotl un municipio atravesado por la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades, la delincuencia, con la alerta de género activa por cuatro años, Diana nos contó sobre la complejidad del contexto de la Asamblea al lidiar con la violencia, pues sus vecinos, sus padres y sus hermanos son los agresores. Para hacer posible la organización desde tan difícil geografía optan por el amor, por mucho amor, empatía y tiempo, pues, ante la ausencia del Estado, saben que sólo ellas pueden hacer algo. Las mujeres de Nos Queremos Vivas Neza son las que ahora están al frente, las que continúan la larga lucha por la vida asumiendo tareas que nadie quiere hacer, las que construyen el mundo que quieren desde descuidados camellones.

Diana nos compartió que la asamblea es motivada por la esperanza, pues sólo desde ella puede pensarse. Hay odio y coraje por la invisibilización, la marginalidad, la inseguridad y la precariedad a las que el sistema capitalista, patriarcal y neoliberal les ha obligado a vivir. No obstante, sólo la esperanza activa, consciente de que merecemos vivir de otra manera porque somos quienes sostienen el país, puede darse una praxis real que crea nuevas realidades y genera nuevos conocimientos que forman rutas de luchas. En esta línea, Diana nos contó que la Asamblea asiste a las familias de desaparecidas, las acompañan y las asesoran fervientemente en los procesos legales, se han hecho expertas desde la experiencia y la urgencia sin importar su profesión. Estar en la calle es construir conocimiento: “yo no sé si algo vale más o algo vale menos, pero sí puedo decir que hay niñas que han vuelto a sus casas de la mano de la Asamblea y ojalá un día la academia pueda hacerlo y que juntas podamos detener esta ola de muertes entre los cuerpos que valen y los que no”, concluyó Diana.

A mitad de la sesión, Elsa nos leyó un comunicado de la Asamblea con motivo del feminicidio de Aidé*, en el cual, desde el dolor por su muerte, manifestaron su repudio por la ola de desapariciones y feminicidios de México y de la UNAM. Además de exigir justicia, verdad y protección a sus vidas en acciones contundentes, convocaron a la organización y al pronunciamiento colectivo desde las distintas colonias para afrontar la injusticia social y la negligencia de las autoridades. Ni una más porque no nos vemos separadas, comentó Elsa, los feminicidios no son una situación aislada de los malestares de ciertas zonas. Advirtió que las promesas de transformación provenientes de la academia están muy alejadas de nuestras sociedades; contrastando con esta realidad, nos contó que la relación de las integrantes de la Asamblea con su sociedad no es de salvadoras, sino de iguales.

Elsa señaló, respondiendo a la pregunta por cómo se nombraba la Asamblea, que Nos Queremos Vivas Neza no fue organizada desde una visión feminista determinada, pues surgió de la urgencia inmediata por organizarse para encarar el problema social que viven. Así, la Asamblea son mujeres organizadas dentro de una comunidad para combatir la violencia patriarcal, su identidad es nombrada desde el peligro de ser asesinadas y la necesidad de hacer algo con esa situación. La Asamblea está formada por compañeras y compañeros que se construyen mediante las preguntas, los saberes y los procesos que la situación les demanda. La Asamblea es mixta y abierta por la estructuración de relaciones que el barrio requiere, con tácticas y estrategias sin purismos para resolver el problema de la inseguridad. Diana nos contó que nombrarse feministas no ha sido una necesidad de la Asamblea en colectivo, pero sus integrantes sí lo han hecho y saben que la violencia patriarcal es estructural y está introyectada en sus núcleos sociales. Además, explicó que la Asamblea se conformó en colectividad pública con vecinos hombres porque a éstos les preocupaba la vida de sus familiares mujeres; con el tiempo, el grupo constante está conformado por puras mujeres con tres compañeros. Consideran que sí es pertinente nombrarse como Asamblea vecinal porque las actividades son en espacio públicos dirigidas a los y las habitantes de Nezahualcóyotl.

Diana nos compartió que la organización sostenida les implica cansancio, trabajo arduo, contantes cuestionamientos sobre las formas de violencia que las han atravesado y que suelen reproducirse, esfuerzo por la creación de espacios horizontales y amorosos. Elsa recordó que la creación y cada paso de la Asamblea han sido posibles por la actitud de trabajo de las compañeras, por la división de labores, por la disposición de aprender técnicas, de organizarse mediante la escucha y el compromiso vital de la organización, de saber que cuentan la una con la otra cuando la violencia les rebasa y cuando los ánimos les sobran. Diana señaló que ante la violencia nos necesitamos juntas y a todas para transformar la realidad, por eso cada una tiene que enunciar sus violencias con las diferencias que las caracterizan. Diana también nos expresó su postura con respecto al amor con el que trabaja en Nos Queremos Vivas Neza: “no podría relacionarme con personas con quien no pueda tomarme de la mano y saber que tenemos el mismo sueño”.

 Nohemí García